Cuando
las computadoras no existían yo andaba rodando un cuento de uno que quería ser
cantor y volverse popular pero… no tenía guitarra. Después de algunas vueltas y
siendo habilidoso, decidía hacérsela con una aspiradora vieja. Al hombre le
cambiaba la vida, requerido en fiestas casorios y reuniones no paraba de cantar
y su felicidad parecía no tener límites
hasta que de a poco comenzaba a darse cuenta que la guitarra se le ponía cada
vez más pesada….El tipo no entendía que pasaba y llegó un punto en que fue
imposible moverla. Ahí se dio cuenta: era el alma intacta de la aspiradora que
llevaba adentro… se le había guardado todas las canciones…
El
desenlace quedará para otra vuelta, pero lo cierto es que en un momento dado yo
empecé a sentir pesada la mochila cuentera y entendí que había llegado el
tiempo de entregar.
Yo
no quería hacer un “Taller de iniciación a la narración oral”, quería un
desparramo de cuentos al viento de mi ciudad, con gente feliz y de voz propia
que temblara de alegría ante su
transformación y pudiera llevar señales luminosas para tejer encuentros corazón
a corazón.
En
ese sentido hubo una convocatoria y un arduo trabajo que lleva ya cinco meses.
Aquí
estamos, nos llamamos “Cuenteros Comunitarios”, somos quince personas de
diferentes edades, ocupaciones y barrios, que salimos a contar, en forma
gratuita, cuentos por escuelas, bibliotecas, sedes vecinales y lugares por el
estilo.
Es
fantástico comprobar cada vez que tan poderosas son las palabras. Al decirnos
“comunitarios” nos metimos con una palabra que tiene un origen de lo más lejano
y que tiene que ver con la raíz
indoeuropea MEI que significa cambio y movimiento. De esa misma raiz
nacen comunicar, inmunidad, municipio y comunión….
Hoy
vamos viendo que ser comunitarios tiene que ver con mas de lo que pensábamos.
Por
un lado el trabajo organizado que como grupo logramos, con comisiones que
atienden el despliegue que significa ir dos o tres veces semanales a contar
cuentos , el registro de experiencias, los turnos y los cuenteros disponibles,
las meriendas, el trabajo de taller etc etc.
Pero
también lo que se despliega cada vez que entramos a una escuela, el impacto de
vernos como grupo artístico y a la vez tan “vecinos” de cualquiera.
Y
encima….llevamos CUENTOS!
Los
cuentos son lo que nos ha dado esta forma, esta posibilidad sonora de
conformarnos seres humanos.
Los
cuentos son la marca humana por excelencia. Los manuales para la vida. El
tesoro más rico, el orgullo de la especie entre tanto sostenido meter la pata….
Los
cuentos en la VOZ
humana son la calma de la Madre Tierra ,
son las llaves que abren todas las puertas. Nuestro bello legado que viene de
largos caminos del boca en boca, ríos de palabras poderosas llenas de latidos,
de fuerzas de encuentros que como flechas del alma en nuestra boca se lanzan a
dar vida.
Pero
contar la alegría de ser comunitarios o la emoción de los cuentos es apenas un
poquito al lado de lo que sucede en el momento de contar….
Ahí
esta la comunión verdadera, rito mágico de confluencias múltiples donde nada
queda fuera. Cuento a cuento la transformación del aire donde los sitios se trastocan, ya nada es como era,
la equidad de los hombres se conjuga en un estar creciendo juntos.
Ya
no somos cuenteros, ni maestros, ni chicos ni porteros ni escuela….Somos un
alma grande y suelta que sonríe hacia el futuro.
Nuevamente,
una práctica absolutamente antigua y original como es la narración oral, se
instala como una pedagogía de la vida en su sentido mas profundo. Ya lo dijo
Paulo Freire “los hombres se liberan en comunión”
Cada
vez que contamos les dejamos a los chicos los cuentos para que los vuelvan a
contar. Se los dejamos arriba una mesa, en un banquito, en una cajita que esté
por ahí….Hasta los pibes más grandes se los agarran….
Pero,
además los invitamos a buscarnos para sumarse al grupo. Ya vendrán sin duda y
será otra aventura.
Resulta
increíble y difícil en este marco, enterarnos que la palabra
a-lumno…..significa el que no tiene luz….
A
través de esta nuestra experiencia,
queremos sumar a todas esas otras posibilidades transformadoras que existen en
el corazón de cada persona. Si dejáramos de gastar energías en seguir
sosteniendo modelos de relaciones competitivas, envidiosas, pobres e
individualistas podríamos ir tratando de construir comunidades mas sanas.
Bregamos
por eso a través de una vida poética, donde nunca falten cuentos que nos ayuden
a ver que tanto ¡Tanto! hay mas allá, detrás, cruzando apenas….
En
este sentido, además, creemos que la escuela es un lugar de encuentro poderoso
que debiéramos cuidar y ayudar a que sane, crezca y mejore.
La
literatura infantil y su circulación le debe inmensamente a los maestros que
con tantas ganas le abren las puertas y son buscadores de todo tipo de “otras”
formas y practicas de hacer educación.
Cuando
un maestro nos llama, cuando compartimos las cuenteadas con los docentes ya
somos parte de otra cosa, de otra forma de vinculo social, participantes de esa
gran comunidad amorosa y cuentera que somos los humanos.
Irene
Lozza
Cuentacuentos
irenelozza@yahoo.com